Mi proceso con la ansiedad

La ansiedad puede tener un impacto abrumador en nuestras vidas,

pero para mí, fue una señal del cuerpo de que algo necesitaba ser sanado.

El año 2020, el COVID-19 me sorprendió con un diagnóstico moderado a grave

y me dejó con bronquitis bilateral. Los síntomas eran insoportables: la falta de aire, la debilidad y la pérdida de apetito me dejaron desesperado y angustiado. Pero lo peor estaba por venir. A medida que la enfermedad persistía, mi sistema nervioso se vio afectado, y comencé a experimentar insomnio crónico. Durante un mes entero, solo podía dormir dos horas por noche. Me sentía perdido y sin esperanza, mientras los medios de comunicación hablaban de la persistencia del COVID-19 en algunos pacientes, y parecía que yo era uno de ellos.

Después de varios meses de sufrimiento y visitas a especialistas de la salud,

mis exámenes arrojaron resultados normales, lo que me dejó desconcertado y desesperado por no saber lo que estaba sucediendo en mi cuerpo. Incluso una neumóloga me sugirió visitar a un psiquiatra, lo que al principio me hizo sentir avergonzado y preocupado. Pensé que solo los «locos» iban a esa especialidad, pero finalmente decidí buscar ayuda.

Mi visita al psiquiatra me llevó a un diagnóstico de trastorno de ansiedad, y aunque el tratamiento me ayudó a estar estable por un tiempo, los síntomas persistieron y me vi en la necesidad de buscar ayuda de otros especialistas: internistas, neumólogos, cardiólogos, gastroenterólogos, neurólogos y alergólogos. A pesar de las pruebas de laboratorio y de imagen exhaustivas, los resultados siempre fueron normales, lo que aumentó aún más mi confusión y desesperación.

Al descubrir la raíz de mi padecimiento,

me sentí abrumado por todo lo que la ansiedad puede hacerle a una persona. Lo que experimenté durante dos años fue una tortura, y me resultó difícil aceptar que había gastado una cantidad exorbitante de dinero en busca de una solución. Pero no estaba dispuesto a resignarme a vivir así el resto de mi vida.

Decidí investigar todo lo que pudiera sobre los trastornos de ansiedad y cómo superarlos.

Sin embargo, descubrí que la mayoría de la información estaba disponible solo a través de pagos y no todo el mundo tiene la posibilidad de acceder a ella. Afortunadamente, encontré información muy valiosa en personas que abordan el tema de la ansiedad de forma reveladora. Me pasé viendo videos de Enrique Villanueva (hipnoterapeuta), leí y puse en práctica libros de autores como David Burns, Rafael Santandreu, Viktor Frankl, Eckhart Tolle; estudié cursos de Terapia Cognitivo Conductual…

Me dediqué a leer todo lo que podía y poner en práctica cada técnica que encontraba. Así descubrí que mis síntomas exagerados se llamaban ataques de pánico, y que la medicación no era suficiente para curarlos. Necesitaba cambiar mi forma de pensar y encontrar nuevas herramientas para lidiar con mi ansiedad.

Aprendí que ningún medicamento puede transformar la manera en que piensas.

Fui capaz de superar mis ataques de pánico y muchos de los síntomas que mencioné anteriormente gracias a mi compromiso constante en aprender sobre la mente, el sistema nervioso y cómo vencer los trastornos de ansiedad. Estoy dispuesto a compartir mis conocimientos adquiridos en mi proceso de aprendizaje de forma gratuita (a través de mi contenido en redes sociales), y mostrar el camino a la sanidad de una manera práctica y simple. Como dijo Jesús: «Dando es como recibimos».

En todo este proceso, mi fortaleza más grande fue mi fe en Dios, el apoyo de mi familia, mi hermano y mi novia. Cada vez que entraba a las salas de imagen y a los laboratorios clínicos, oraba fervientemente y le pedía a Dios que me ayudara a salir de esa situación. En cada ataque de pánico, sentía su mano poderosa diciéndome: «Hijo, un día saldrás adelante y ayudarás a más personas»